Control de la alimentación

 

 Lo más basal de la pirámide de la salud es la alimentación.Desde que comencé a utilizar el Test de Alcat para determinar las intolerancias alimenticias, como herramienta de uso en mi consulta, se me abrió un horizonte nuevo en el estudio de mis pacientes y, desde el punto de vista pragmático, para mejorar mis tratamientos.
 
La mayoría de la gente espera de la ciencia que descubra el medicamento milagroso que cure las enfermedades, pero debemos de convencernos que la medicina, aunque posee un arsenal terapéutico muy potente, se basan sobre todo en tratamientos sintomáticos.
 
Disponemos de magníficos antinflamatorios, analgésicos, etc., pero con ellos no vamos a tratar las causas de las enfermedades.
 
Hipocrates ya decía “que tu medicina sea el alimento y que el alimento sea tumedicina”.
 
Hoy sabemos que con una alimentación correcta evitamos y/o curamos multitud de enfermedades, gracias a que con ello equilibramos los “eicosanoides” (por el estudio de ellos fue concedido el premio Nobel, en 1982, a un grupo de investigadores suecos e ingleses), cuyo desequilibrio en el organismo es el culpable de muchas enfermedades (algunos cánceres, obesidad, psoriasis, eccemas, urticarias, infartos de miocardio y cerebrales, asma, artropatías, problemas digestivos, diabetes, enfermedades autoinmunes, etc.). Pero aunque nosotros indiquemos unas normas alimenticias “perfectas” para equilibrar estos eicosanoides, son normas generales y no nos sirven. Por ejemplo, nosotros podemos indicar a una persona que puede comer lechuga, porque es una verdura con un índice de glicemia (IG) muy bajo y es un buen alimento, pero puede ser que esa persona tenga una intolerancia a la lechuga y con ella se comporte como si fuera un alimento de un IG muy alto, con lo que a ella le produciría una hiperglucemia, lo que podría desequilibrar los eicosanoides, que es la causa de casi todos los males. Las normas generales están basadas en datos estadísticos,  y en usted no tiene porqué cumplirse.
 
Además, las intolerancias alimenticias son tan frecuentes que sólo a los lácteos hay un 30% de la población norteamericana y de Europa (excepto en los paises nórdicos) que no los toleran. Por ello, es imprescindible realizar un test (un análisis) para determinar su tolerancia alimenticia.
 
Hay un test que determina la tasa de IgG específica de un alimento, y esto se refiere a la alergia diferida a alimentos. Y hay otro test que determina la intolerancia de los elementos formes de la sangre (plaquetas, hematies, leucocitos) a los alimentos testados. Este último es el Test de Alcat, y a nosotros nos parece el más útil y por ello es el que proponemos a nuestros pacientes.
 
Una vez realizado el Test de Alcat, indicamos que se eviten los alimentos que no toleramos y entonces aplicamos el resto de nuestras normas alimenticias para equilibrar los eicosanoides. Intentamos evitar que aumente la insulina, eliminando de la dieta los alimentos con un alto índice de glicemia (IG), ya que la glicemia alta es lo que más estimula la producción de insulina por el páncreas, y la insulina es la principal responsable de desequilibrar los eicosanoides.
 
Suspendemos las carnes con grasas que contengan ácido araquidónico e indicamos las grasas más recomendables.
 
Es decir, indicamos que se eliminen de la alimentación los hidratos de carbono, proteínas y grasas "malos" y recomendamos los "buenos".
 
Luego tenemos que tener en cuenta las proporciones  de hidratos de carbono, proteínas y grasas en cada comida. Esa ha sido la idea genial del Dr. Barry Sears, que con esa perfecta proporción de los principios inmediatos podemos regular nuestras hormonas.
 
Con un ajuste bien hecho de la alimentación, los obesos adelgazan y muchas de las enfermedades degenerativas antes mencionadas se curan o se frena su progreso. Pretendemos que la alimentación sea un tratamiento preventivo y/o curativo.
 
Este concepto es tan revolucionario que puede que esté cambiando el paradigma de la Medicina.
 
Voy a poner un ejemplo porque resulta más didáctico: A un paciente de Psoriasis siempre le decíamos que es una enfermedad controlable (casi siempre lo conseguimos) pero no curable. Sin embargo hace mucho que se sabe que, en Groenlandia, los esquimales no lo padecen, y se pensó que era porque no tenían la herencia de la enfermedad. Pero al establecerse colonias de esquimales en EE.UU., Canadá y Dinamarca se observó que padecían Psoriasis en la misma proporción de los habitantes de esa zona, y que era la alimentación libre de ácido araquidónico (los pescados de agua fría no lo contienen y sus ácidos grasos poliinsaturados omega-3 contrarrestan la acción maléfica de la insulina) la responsable de que esa dolencia, al igual que muchas otras, no incidiera en ellos.
 
Nosotros nos limitamos a tratamientos sintomáticos para la Psoriasis. La limpiamos, pero vuelve a reaparecer. Pero si la dieta consigue reequilibrar los eicosanoides (derivados del ácido araquidónico, como el Leucotrieno B4, responsable directo de la Psoriasis), estaremos libres de la enfermedad. Y eso es lo que me está enseñando esta práctica alimenticia. Todavía es pronto para echar las campanas al vuelo, pero la perspectiva no puede ser más optimista.