Las infiltraciones para el envejecimiento cuya función principal es la de estimular o re-activar el funcionamiento de los mecanismos de reparación internos de la epidermis, actuando sobre las células de la piel para que éstas puedan recuperar el tejido dañado y/o envejecido.
Su principal uso es el de estimulación de los tejidos responsables de la restructuración dérmica ya que al inyectarse, promueve la formación de nuevo colágeno y tejido conectivo, devolviendo a la piel su aspecto terso y fortaleciendo los puntos de sujeción a planos más profundos. Además, en algunas ocasiones, puede emplearse también como relleno, aportando el volúmen que se pierde con los años en en ciertas regiones.
También se usa en el tratamiento de la flacidez moderada y del aspecto de rostro cansado en pieles todavía jóvenes pero con cierto envejecimeinto prematuro y falta de firmeza al igual que en pieles maduraz con claros síntomas de envejecimiento. Da un efecto de estiramiento muy natural y se evidencia de forma muy notoria en mentón, pómulos y reborde mandibular.
Es uno de los inyectables más seguros y naturales que existen en medicina estética ya que es 100% natural: se obtiene por centrifugación de una pequeña muestra de sangre, que se extrae al paciente antes del tratamiento y de la que se separa el plasma, la parte más rica en plaquetas.
Para regenerar el rostro es infiltrarlo por toda la cara, para promover una estimulación global de los tejidos a través de la que se consigue un tensado importante de la piel que suaviza arrugas, pliegues y surcos. Se puede inyectar en el rostro, cuello y zona de escote. Los resultados no se muestran inmediatamente, son más visibles a partir de un mes después de hacer el tratamiento y los efectos se extienden por dos o tres años.